6.5.09

Etapas clínicas de las nuevas enfermedades planetarias

1.- Manifestación de la presencia de un nuevo agente patógeno en alguno de los muchos órganos deficientes que le duelen a nuestro aún joven pero acabado planeta.
2.- Detección del agente desconocido, antes que por el sistema inmunológico, también conocido como OMS, por el hipersensible sistema de comunicaciones planetario.
3.- Primeros síntomas del sistema de comunicaciones: secreción excesiva de excitadores de la alarma; inhibición de la hormona de la ética profesional; hipertensión en la glándula de la inmediatez a toda costa.
4.- El cuadro se complica cuando del sistema de comunicaciones la infección pasa, casi inmediatamente, a la columna avaricial del planeta. De ahí el virus tiene puerta abierta a todos los órganos, los más podridos primero.
5.- Los órganos más débiles se contagian con rapidez. Pronto declaran escasez de anticuerpos aptos contra la nueva amenaza. Los órganos sanos cierran las fronteras. El páncreas amenaza con bloquear la emisión de fluidos del hígado porque sospecha que está infectado. El sistema inmunológico advierte que es una estupidez y que sólo adelantará la muerte del sistema entero. El páncreas emite una nota diplomática.
6.- La nota diplomática está, por supuesto, también infectada: infección del centro de gestión de problemas intercorporales. Síntomas: aceleración del ritmo de la estupidez política, agravada por un abrupto paro en la emisión de inhibidores del síndrome de Sed de Poder a Ultranza, un mal contra el cual no se ha logrado encontrar una cura.
7.- A estas alturas las extremidades, que son las que tienen menos defensas, están completamente contaminadas. La extremidad africana no causa problema: se ha cortado el suministro sanguíneo a esa zona y se disminuyó así el riesgo de contagio. Excelente idea. La latinoamericana puede aún salvarse: la aplicación de la medida africana queda a la espera de nuevo análisis.
8.- Los órganos aún sanos, afectados por las deficiencias del sistema de comunicaciones y por la sobreabundancia de imbecilonina y paranoianona en el organismo planetario, se ven obligados a actuar, aunque les duela el codo (un síntoma menor pero al que los órganos que siempre están sanos son muy sensibles).
9.- Buscando una cura a la salud mundial los órganos sanos aplican la fórmula básica de la supervivencia humana: la ley de la oferta y la demanda. Cuando anuncian que sí, que van a trabajar para producir la cura, varios órganos de las extremidades ya no escuchan la nueva.
10.- El sistema de comunicaciones y el centro de gestión de problemas intercorporales, exhaustos ante la enorme demanda a que los somete la enfermedad, comienzan a dar señales de agotamiento. Los efectos de la etapa nueve los afectan otro tanto pues reducen la histeriatosis. Finalmente, el círculo yonqui se colapsa. El sistema inmunológico se da cuenta de que el virus ya no tenía nada que ver con los síntomas que estuvieron a punto de provocar un paro cuerdiaco al planeta.
11.- El cerebro, garante del buen funcionamiento del organismo planetario, ordena celebrar la victoria sobre la enfermedad y acallar las conclusiones del sistema inmunológico.