20.4.07

Messi wikificó a Maradona. El huiqui está en todas partes.


19.4.07

Rutina Zen

Imaginen que por una semana deben organizar su día a contracorriente con el mundo: despertar a alrededor de las tres de la tarde, no por la insistencia de un despertador sino por la sensación de que la vida llama a la puerta; intentar en vano dormir un poco más, pues aún el cansancio duele en las extremidades; salir de cama con resignación y tomar un desayuno que nunca se sabe si debe ser leve o prolijo; tratar de escribir un poco contra la luz que pierde beligerancia; intentar aprovechar los últimos minutos del horario de oficinas para atender asuntos administrativos; tras lograr poco o nada en el apartado anterior, dudar entre salir y por fin ver un rostro amigo o atender las ocupaciones domésticas; por fin no aguantar más y salir a la calle, que se llena de gente que vuelve a casa, y unirse hambriento a gente que ya comió, o llegar satisfecho a una cena extrañada; comenzar apenas a sentirse calentito cuando el reloj marca la hora de partir; llegar a media noche frente a esa computadora y permanecer ahí siete horas, solo con un teclado y una conexión directa a todo el mundo menos a su propia ciudad; permanecer así hasta las siete de la mañana; salir a la calle y ver rostros blancos y húmedos; llegar a casa cuando ya no hay nadie, cenar viendo el amanecer; ajustar la cobija emergente contra la ventana para que no deje colarse ni un rayo de mundo, oculte lo mejor posible el barullo del hombre que quiere escabullirse como una cucaracha hasta la cama; meterse bajo las sábanas y cerrar los ojos; disfrutar, como todo el mundo, de un merecido sueño; abrir los ojos sin necesidad de despertador...

13.4.07

Ofrenda Huiqui

Emocionado por la publicación del Manifiesto de la Literatura Huiqui, quiero sumarme a la celebración con el siguiente huiquitexto:



levítico.moisés.gastón_lhe.wiki


Llamó a Moisés y le pidió que se sentara en una banca de madera, hecha del tronco de un árbol caído frente a la entrada de la propiedad.

- Ahora que tienes lo que buscabas, muéstrate agradecido y no falles. Haz lo que se te ha dicho. Dile a tu gente que esperamos ver muestras de fidelidad.

Moisés afirmó en silencio.

- Ve y diles que tengan cuidado con lo que hacen. El Señor es bondadoso pero castiga a quienes no se muestran a la altura. ¿Me entiendes?

- Perfectamente, Señor -, dijo Moisés y dio una larga fumada a su cigarro.

- Diles que si alguno de ustedes falla de manera involuntaria, el Señor hará que lo traigan a punta de cuerno de chivo, lo llevarán al patio donde está la noria y ahí le agujerarán las tripas. Luego lo colgarán de la boca del pozo para que se desangre, y para que los zopilotes se lo coman desde las patas, espectáculo que gusta al Señor.

Moisés esta vez no habló, ni afirmó. Dio a entender que comprendía con un brillo tímido en los ojos, mientras su cigarro se consumía lentamente.

- Si alguno de ustedes falla a propósito, o por imbécil, se le hará traer a punta de cuerno de chivo y será llevado al patio de la noria. Le serán arrancadas las uñas de pies y manos, y la piel de la cara a jirones para darlas de comer a los gallinazos frente sus ojos pelones. Luego será colgado de la boca del pozo para que se desangre y los zopilotes de lo coman desde la planta de los pies, porque al Señor le gusta ver por su ventana las parvadas carroñeras bajando día y noche desde el cielo ardiente.

Moisés pasó saliva y tuve el coraje de afirmar con la cabeza de manera casi imperceptible. Pensaba en por qué tenían que haberlo enviado a él, a que le detallaran las horribles venganzas que sufriría en caso de que el acuerdo entre sus jefes no funcionara.

- Si alguno de ustedes me roba parte de la mercancía, o intenta entregarme, o me quiere ver la cara de pendejo de alguna manera, a punto de cuerno de chivo será traído hasta aquí junto con sus compinches, y las madres, hermanas e hijas de cada uno de ellos. Serán todos llevados al patio de la noria, amarrados y puestos a salar al sol durante dos días enteros, antes de abrirles las tripas para embarrar la piedra del pozo y llamar a los zopilotes, que vendrán a comérselos poco a poco comenzando por el ombligo, para que el Señor pueda ver ese espectáculo que tanto le gusta durante varios días con sus noches. ¿Estás entendiendo, Moisés? Y además, iremos a buscar sus casas, y les prenderemos fuego…

Moisés pensaba que debió hacer caso a su madre y quedarse en el rancho ayudando a su padre con el tractor. Quería salir de ahí cuanto antes, pero el Señor no dejaba de mirarlo con esos ojos que parecían garras de cuervo, encabronados desde ahora a pesar de que acababan de firmar un acuerdo importante. Alrededor de ellos, en la amplia finca callada y verde, un ejército disimulado entre los muros y autos vigilaba la conversación.

- … y a los traidores, luego de que los hayan desangrado los zopilotes, les cortaremos la cabeza y la arrojaremos junto con un mensaje al interior de alguna comisaría, o de un restaurante donde esté comiendo el hijo de puta que los sobornó, y traeremos después a todos los del bando contrario hasta la noria, para colgarlos vivos de las patas y que se los coman los zopi…

- Sí, Señor, esa parte ya me la explicó, entiendo perfecta…

- ¡Cállese el hocico y déjeme hablar! ¿O qué, no quiere regresar vivo con su gente y darles la buena noticia?

Estas son las instrucciones que dio el Señor al pobre campesino Moisés, para que las llevara a sus colegas, sobre la banca hecha de un tronco caído a la entrada de la finca más protegida del país.