21.12.06

Debo ser uno de los blogueros, si soy uno, que más insultos y amenazas recibe de parte de sus lectores. En mis diatribas inútiles sobre la función que debía cumplir esta bitácora, jamás consideré este escenario como una posibilidad. Pero sin duda es consecuencia de una de las pocas decisiones que llegué a tomar respecto a tayoc: el blog sería lo que tenía que ser, sin restricciones ni forcejeos, según el ánimo de quien escribe y quienes comentan. Así que confiaré en que todo es parte de una evolución constructiva, y que no será necesario emprender ningún tipo de represalia o acto autodestructivo.


AT se suscribió a la revista Nexos, que ofrecía en promoción, a elegir, una novela de Rubem Fonseca o de Luis Spota. Le recomendé que pidiera cualquiera de Fonseca. Un día después me envió un correo en el que decía que alguien en Nexos le escribió agradeciendo su suscripción, y sintió mucho informarle que no tenía en existencia libros de ninguno de los dos autores ofrecidos en la promoción. A cambio le ofreció que escogiese "el título de su preferencia" entre las siguientes opciones: Las rosas eran de otro modo de José Joaquín Blanco y El corazón prestado de Víctor Manuel Mendiola. Le contesté que no he leido a ninguno de los dos, pero que desconfío de cualquier autor que incluya la palabra rosa en el título de su obra (lo hice en su momento del mismo Eco). Hoy me llegó la excelente respuesta: una copia del correo enviado directamente a la persona concernida en Nexos:

Sta L.
Quiero el que no tiene rosas en el título.
Gracias

Por cierto, Miguel presentó en Culiacán, Mazatlán y Los Mochis su libro "Los caimanes". Las presentaciones fueron exitosas, en especial la de Culiacán, en la que sus amigos y familiares abarrotaron el salón audiovisual de la biblioteca Gilberto Owen y se arrebataron de las manos los insuficientes ejemplares de la publicación. Miguel está muy agradecido y a la vez emocionado. Tanto que se negó a escribir una entrada en este espacio que, se lo he dicho cientos de veces, es también suyo. Les envío un saludo de su parte aunque él no me lo haya pedido, pues sé que esa es su voluntad.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Como diria mi abuelita
" el que te quiere te aporrea".mas bie agradece que te leemos.
Y para que veas la buena voluntad " feliz navidad" y buena tomatera el proximo ano.
besos
Pintura

harmodio dijo...

Guey... guey... guey... ¿cuándo vas a actualizar tu blog? ¿En 2008?

Anónimo dijo...

A parte de censurar no escribes..
debo ser una de tus lectoras fieles que mas tiene paciencia!!!
dejate de follar y escribe !!

Anónimo dijo...

ya que por la fuerza no escribes..pribemos el dulce...
Nos dimos cuenta que se había muerto cuando no vimos salir mas botellas vacías de la casa del fondo. Su muerte coincidió con uno de los días mas alegre que vivió la Cuadra de Luis Smith.
El fondo de la Cuadra estaba dominado por nosotros. Habían 6 casas de las cuales 4 nos pertenecían: el fondo era nuestro, de los niños. Bueno, casi, nos faltaba por dominar las dos casas del fondo. Mi casa era la propietaria de la mejor bajada para los patines, la de la Paula poseía el mejor paredón para besarnos, la de le Jessica el mejor banquito de cemento para conversar las noches de verano. Pero la gringa era la propietaria de unos de los mejores lugares: el paredón que hacía de arco izquierdo y de pared para jugar al tenis individual. La otra casa era de la señora Margarita, gringa también es decir alemana igual que la Gringa, pero a elle nunca le dijimos ni gringa, ni alemana ni vieja culia, en cambio a la Gringa la tratamos de todos los nombres.
De la señora Margarita me acuerdo perfectamente. Ella tenía el pelo rubio que siempre llevaba tomado hacia atrás. Usaba unos lentes negros, grandísimos y se vestía con blusas de colores vivos y pantalones negros. La señora Margarita vestía como alguien de los anos sesenta y me acuerdo que su voz era dulce con un fuerte acento. La íbamos a ver cuando no teníamos nada que hacer y la frase era “ vamos a ver los pescaditos”. Pero nunca nos interesaron sus pescaditos de colores a a pesar de ser lindos y acuáticos. Nuestro objetivo eran las galletitas que nos daba y que eran una obligación luego de terminar la visita a los animalitos. Nunca nos quedábamos mas de 10 minutos y nos despedíamos ordenaditos y contentos llenos de galletas los bolsillos.
En cambio de la gringa o me acuerdo de su cara, solo recuerdo que sabíamos de su existencia porque en las noches gritaba ( seguramente en alemán) y porque sus perritos chiguagas gritaban cada vez que nos acercábamos a su portón……( el comentario continua si escribes el blog)