9.3.06

Plagiario el último

Me llama la historia. No la que conocemos, la ya escrita. Ni siquiera la que en estos momentos se está escribiendo, sino la que vendrá, la que algún día podrá escribirse. Acudo a este espacio no para escribir la historia futura, sino para tratar de condicionar su eventual aparición. Desde luego es pretencioso suponer que la historia se ocupará de un insignificante asunto como el que voy a exponer. Pero la posibilidad de dejar un testimonio inmediato me otorga ese mínimo y tal vez inútil poder.

Ayer hablé por teléfono con F. Lo saludé y le pregunté cómo estaba. Me comentó que está ajustando los últimos detalles para partir definitivamente de aquí. Se va a vivir a la Ciudad de México. F es periodista. Planea encontrar un trabajo de corresponsalía para un medio francés, como ya lo hizo alguna vez desde EE.UU. Cuenta ya con un departamento en una céntrica colonia del DF. Aún no lo ha visto, pero su novia sí, y cuenta que es viejo, espacioso y exótico. F se dice ansioso por llegar, aunque reconoce cierto nerviosismo. La ciudad es tan grande, y siempre hay tantos ruidos, pequeños e incesantes. Le comento que cuando me fui a vivir al DF, por las noches sentía la vasta presencia de la ciudad alrededor. La sentía respirar dormida, escuchaba su aliento profundo y subsónico. Me imaginaba entonces acostado sobre el vientre enorme de un gigante dormido, y me invadía un extraño nerviosismo al percibir el peligro de que el inmenso durmiente girara durante la noche y nos aplastara a todos bajo su cuerpo.

En este punto el tono cordial de la charla se resquebrajó, y una risa punzante surgió desde la bocina del teléfono. Miguel, me dijo F, no te molestarás si algún día lees una crónica desde México, en que el periodista reporte desde “esta ciudad que da la impresión de vivir sobre el vientre de un gigante”, ¿verdad? Al expresar mi sorpresa y desacuerdo, se limitó a decir: eso es el periodismo, viejo.

Y tiene razón. Eso es el periodismo. O al menos parte de él. Esperemos que no sólo el periodismo escriba la historia de mañana.

He escrito.

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