8.5.06

Escribir mata

Al parecer un blog puede servir para muchas cosas. Para contarle a los amigos nuestras rutinas más aburridas, para contarse a uno mismo sus pensamientos, o para contarle a nadie sus peores perversiones. Puede servir como forma de entrenamiento en la escritura, como terapia o para descargar las presiones que provoca todo lo que no es blog. Muchas veces, según han testimoniado los lectores de éste que ahora usted lee, el blog sirve para no trabajar. Al parecer resulta un pretexto ejemplar e inagotable. El blog, en fin, sirve para vivir. Pero aunque Nicolás Echevarría y Juan Villoro ya dijeron que Vivir mata, no se me había ocurrido pensar hasta qué punto el blog puede ayudar a morir. Jorge León escribió su blog con la esperanza de que le ayudara a morir. Jorge era pentapléjico y físicamente incapaz de quitarse la vida. Hoy Jorge León ha muerto, y aunque aún no se sabe si consiguió a través del blog la ayuda que pedía a gritos, por lo que se cuenta que hay escrito en esa página etérea parece evidente que su escritura avanzaba hombro a hombro con la muerte. No es el primero que se ayuda a sí mismo a morir escribiendo. Ya José María Arguedas escribió su última novela como se cava la propia tumba. Entre las páginas cada vez más difíciles intercalaba palazos de agónicos terrones, moribundas páginas de un diario que se deshojaba de desánimo. Hasta que no pudo más y se arrojó al fondo del hoyo negro que se abría frente a él. Antes abrió su manuscrito, escribió junto a la historia su despedida, y junto a esta cargó la pistola con la que disparó el anticipado y negro punto final. Si los buenos libros nos obligan a respetar la página en blanco. ¿Cómo se escribe un blog después de que Jorge León cavó el suyo con tal coraje y paciencia?

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