20.2.06

Estoy leyendo las memorias de Juan José Arreola (El último juglar, Diana, 1998), escritas, curiosamente, por Orso Arreola, su hijo. Se trata de una selección de pasajes de diarios, cartas y otros escritos del maestro Arreola, en los que cuenta su vida, y de algunos textos redactados por Orso, a partir de anécdotas que escuchó contar a su padre.
Es una impresión temprana, pues he leído apenas una tercera parte del volumen, pero las memorias, hayan salido de la pluma de Orso o de Juan José, son terriblemente aburridas. Sobre todo comparadas con los textos de ficción que el dueño de las memorias escribió, firmó y publicó. Estos suelen ser ágiles y atrevidos, de una manufactura sorprendente y de una gran sagacidad. Todo lo contrario de la narración que de la juventud del autor se hace en "El último juglar". Aunque esto no impide al mismo JJ afirmar con frecuencia estársela pasando bomba.
Esto me recuerda lo que hace unos días una persona cercana me decía sobre mi blog. Me dijo que le parecía impersonal, que no mostraba el carácter del autor porque éste, o sea yo, no se abre al lector. Es hermético. Me dijo otras cosas, pero ésta es la que más me marcó. Le dije que la intención de este espacio no era presentar abiertamente la personalidad del autor, ni tampoco contar pormenores de su vida. Al menos no más que los pormenores de la vida de cualquier otra persona. Pero después de la discusión seguí rumiando la idea de hacer de este espacio algo más íntimo, en que mi persona quede más inmiscuida.
Al final decidí que, desde cualquier punto de vista, la idea no me parecía interesante. Creo que la publicación inmediata elimina gran parte del interés de un texto verdaderamente íntimo. Hay gente interesada en leer las memorias de Arreola, porque se interesan en él como autor, o por la ridícula manía que tenemos de creer que conocer la vida de los grandes creadores forzosamente nos ayudará a ser mejores. Y esto en todo caso sucede cuando la intimidad del autor se ha vuelto ya historia, material de estudio, datos que se pueden interpretar con cierta distancia. Cuando el chisme se ha convertido en erudición y las dudas en batallas ganadas o perdidas. Es decir, le intimidad inmediata no es otra cosa más que morboso mitote.
El blog es un espacio de libertad, como cualquier hoja en blanco, pero que se consume en el acto. Su doble escencia, inmediata y permanente, lo convierte en un extraño documento cuyos alcances todavía estamos explorando. Hay que esperar al futuro para saber cuáles de los blogs que hoy se leen, o no se leen, permanecerán como documentos de referencia, y por qué razones.
Por ahora, esto mismo que escribo me parece estar fuera de lo que, en algún lugar de mi desparramada idea de la escritura, pertenece a la termática de este blog, salvo por el hecho de que se refiere a su naturaleza misma.
Tal vez cambie de idea, tal vez no. Tal vez el autor de estas palabras se aparezca por aquí a mostrar sus entrecijos, a riesgo de perder sus pocos lectores, o de ganar muchos más, según sus entrecijos sean malos o buenos chismes. Por lo pronto me quedo con la profunda idea de Yépez, quien afirmó que escribir sólo un blog son puterías, o algo así.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dentro de poco habrâ un libro de teorîa sobre el blog del Señor Gastôn...

Personal, o impersonal?