26.11.05

Tan cerca

La distancia es rencorosa. Se negará a quedarse de lado cuando, sin importar cuánto te haya costado, creas haberla por fin superado. No olvidará que te has atrevido a pasarla por alto, no tolerará que te creas capaz de evitarla como a una piedra, como a una zanja, como a una tormenta pasajera.
La distancia es celosa. Hará una escena el día en que la olvides, creyéndote por un momento a salvo de su presencia distorsionadora, de su pasiva pero insalvable malversación de realidades. Chillará como una rata junto a tu oído en el momento justo en que abras los ojos, una mañana de cielo oscuro, tierra blanca y fantasmas callejeros.


La distancia es susceptible. Si al verla le sonríes, aceptas sus avances seductores, se quedará siempre colada a ti. Ya nunca más se alejará.
Y una mañana se escurrirá bajo las cobijas, serpeando suave hasta interponerse entre tí y ese cuerpo que sereno a tu lado duerme, descargará sobre ese indefenso par de tibios centímetros toda su furia separadora, todo su rencor de bestia eterna, su euforia de campeón frente al cuerpo victimado del retador promisorio.
Te despertará lamiendo tu mejilla, te seguirá en tu paso vacilante hasta la cocina, hasta el vaso de agua que no podrá calmar tu pulso asustadizo. Fluirá con la calma y grandeza de las aguas, girará sobre ella misma en el fondo del vaso de cristal, te mostrará su risa
última de viejo diablo sabelotodo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Pinche distancia

Miguel Tapia Alcaraz dijo...

estoy de acuerdo con ambos. pinche y no!